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QUEMARME POR DENTRO

Cuando miro atrás en mi vida, no puedo decir que haya sido fácil. Muchas veces me he sentido cansada ante todo lo que estaba viviendo, tan cansada que intenté dejar de vivirlo. Pero la vida continuaba, y yo tenía que seguir en ella. Aunque estuviera cansada, aunque me diera rabia, aunque me pesara mucho más de lo que a cualquiera le gustaría.

 

Pasan los años, y me esfuerzo en cambiar, en trabajar y resolver todo aquel karma que tengo pendiente, todo aquello que se ha quedado sin cerrar. Decidí usar esta vida para trabajar con estas cosas. Pero cansa, cansa mucho.

 

Sé que lo que estoy pasando es parte del proceso, es necesario para el crecimiento, pero estoy cansada.

Y aunque no dejo de estarlo, siento que todo y todos me dicen que tengo que continuar, que necesito hacer esto. Que me apoyan, pero no me sostienen al completo, porque tengo que tener también mi propia fuerza. Y sí, soy fuerte, pero hay veces que mi fuerza interior lo único que hace es tirarme hacia abajo, empujarme a esta tristeza tan desesperanzada.

 

No negaré que me siento atraída ante la muerte. A veces la busco, sobre todo en esos días donde estoy más cansada, pero no sé cuándo la encontraré realmente, y ahora estoy decidiendo quedarme en la vida.

Aunque siento que quedarme con ella es quedarme con ese peso que siento dentro, que es una carga. No me quedo aquí porque quiero, sino porque tengo que hacerlo.

 

Cuando estoy tan baja de ánimos, tan triste y cansada, hay gente a mi alrededor que se sorprende. ¿Por qué no sale esa mala leche que saben que tengo dentro? ¿Por qué no estoy usando esa energía?

 

Y es qué cómo voy a sacarla, si estoy todo el día peleando conmigo misma. Aguantando, callando, sin poder expresar toda esta rabia que a veces me llena. Me aterra la alternativa. Es muy fácil desde fuera decir que tengo que sacarla, experimentarla hacia afuera, y que, si siento que la vida me agrede, tengo que devolverle el golpe. Pero no lo es tanto cuando tienes a alguien delante que no tiene la culpa, alguien a quien quieres, cuando sientes que vas a hacer mucho más daño si expresas todo lo que callas, que el daño que te generará a ti no hacerlo. Así que sí, a veces tiro hacia mí misma porque la idea de hacer daño a otros me daña más que hacérmelo a mí.

 

Esto no es algo que pueda confesar muy a menudo, y las pocas veces que lo he hecho, me he encontrado con un enfado empático. Mis cercanos se cabrean, tienen ganas de provocarme para que la saque, para que saque toda esta rabia interior. A veces pienso que si estuviera hablando con la Deidad, ésta también me lanzaría rayos y truenos, solo para intentar moverme.

 

Tomé la decisión de ir a terapia. Y empecé a trabajar con las cosas de mi vida que no me gustan, pero que no me atrevía ni a mirar. Poco a poco, fui enfrentando mis miedos y mi vida fue cambiando.

 

He aprendido a escucharme, a sentirme, a amarme y sigo aprendiendo cada día un poco más.

 

También aprendí a decir NO, y a respetar mis tiempos y mi energía.

 

 

No es fácil, pero vale la pena.

¡¡¡¡¡PORQUE ESTOY APRENDIENDO A VIVIR!!!!!

 

 

 

 

Carme Tuset Padró
Licenciada en Psicología y Facilitadora de constelaciones