Si leemos libros de autoayuda, buscamos sabiduría en sabios antiguos o preguntamos a nuestros referentes mayores, casi todos dirán una cosa: Vive el presente.
El pasado no puedes cambiarlo, el futuro no tienes control sobre ello, sobre lo único en lo que podemos actuar es en el presente.
Pero esto, como muchas tantas otras moralejas, es más fácil decirlo que hacerlo. ¿Cómo vivir en el presente cuando has sufrido una experiencia traumática que sientes que te ancla al pasado? ¿Cómo vivir en el presente cuando tienes un sueño que quieres alcanzar en el futuro?
Pero es que como todo lo complejo, la realidad lo simplifica. Sólo puedes actuar en el presente, es el único espacio en el que vivimos.
Podemos tener la mirada en el pasado, creyendo que así no repetiremos los mismos errores. Pero cuando miramos al pasado, lo hacemos desde nuestro presente actual. Y es fácil comprobar qué diferente contamos una historia de infancia si estamos teniendo un buen o un mal día.
Podemos tener la mirada en el futuro, creyendo que así podemos preverlo y actuar en consecuencia. Pero no tenemos control sobre todo, siempre pasarán cosas que escaparán de nuestro control, y no podremos controlar nuestra reacción a ello y todo lo que desencadene y al final, seguiremos viviendo en el presente.
Si no aprendemos a vivir en el presente, seguiremos viviéndolo sin vivirlo. Seguiremos sintiendo que el tiempo pasa muy lento y a la vez que va muy rápido. Seguiremos anclados a un pasado cambiante y a un futuro inmóvil.
¿Cómo podemos aprender a vivir el presente?
Para aprender a vivir en el presente tenemos que reconectar con todo aquello que nos hace vivir. Con la simplicidad de la vida:
Respirar. Esta acción que nos permite seguir vivos y que damos por natural, ¿cuántas veces nos hemos parado sólo a respirar? Las técnicas de meditación y de relajación ayudan a volver a conectar con este impulso, a escucharlo. Para vivir en el presente, tenemos que poder respirar de forma consciente. Disminuir nuestra respiración acelerada cuando estamos enfadados, acelerar nuestra respiración cansada cuando estamos apáticos. Respirar nos ayuda a conservar la calma en momentos difíciles, nos ayuda a ser más asertivos con nuestros allegados, nos ayuda a dormir, nos da salud, nos da tranquilidad. Vivir en el presente es respirar.
Una técnica que va muy bien cuando nos empezamos a sentir atrapados fuera de nuestro tiempo, cuando tenemos bucles de pensamientos y nos está costando mucho volver al momento, es la siguiente. Mirar alrededor y nombrar, en voz alta, cinco objetos de color azul. Esto nos obliga a buscar a nuestro alrededor, recordar dónde estamos, qué tenemos cerca. Esto nos permite cortar el bucle y si luego retomamos algún hilo de pensamiento, hacerlo más conectados con el tiempo real. Esta técnica se puede practicar cambiando de color, o nombrando objetos que empiecen por una letra específica. O incluso, buscar qué estimulo está sintiendo cada uno de los cinco sentidos. ¿Qué huelo? ¿Qué gusto tengo en la boca? ¿Qué veo delante de mí? ¿Qué oigo ahora mismo? ¿Qué tipo de tacto estoy notando?
También, para conectar con el presente, nos va bien conectar con nosotros mismos. ¿Cómo está mi cuerpo? ¿Me duele algo? Para vivir en el presente tenemos que acostumbrarnos a escucharnos a nosotros mismos.
Para intentar alcanzar un futuro o intentando huir de un pasado, hemos empezado a desconectar de nosotros mismos, con ritmos que no nos dejan parar a vivir lo que estamos viviendo. Siempre con la creencia de que ya llegará el momento de vivirlo, una creencia falsa, ya que nunca volveremos a vivir lo que estamos viviendo.
Comer. ¿Cuándo fue la última vez que comiste y sólo comiste? Sin hablar, sin ver una serie, sin hacer trabajos, sin estar desplazándote, sin estar mirando la hora porque vas tarde. Comer algo y escuchar si a tu cuerpo le sienta bien. ¿Qué presente estamos viviendo cuando hoy en día parece un lujo comer en condiciones, respetando los propios ritmos del cuerpo? Vivir en el presente es comer.
Dormir. ¿Cuántas veces a la semana duermes bien? Dormir sin interrupciones. Sin quitarse horas de sueño para poder ver ese otro capítulo o seguir jugando. Sin tener que levantarse antes de que el cuerpo te lo pida. Sin caerte desmayado, sin ruidos, sin incomodidades en el colchón o en la ropa de cama. Ir a dormir sin anticipación del día siguiente ni con miedo por el día que ya ha pasado. Descansar de verdad. Vivir en el presente es dormir.
Vivir en el presente es poder hacer todo lo que hacemos con consciencia del momento. Disfrutar del encuentro con una amiga sin lamentar todo el tiempo que ha pasado entremedio, ni todo aquello que estará en el futuro hasta que os volváis a encontrar.
Vivir en el presente es aceptar que hay decisiones que tomamos y que no podemos revertir. Hay cosas que pasan que no podemos cambiar. Y hay futuros que nunca podremos vivir. Y aún con todo ello, podemos tener una existencia plena.
Porque podemos seguir escogiendo lo que estamos viviendo, podemos seguir actuando en el ahora.
Carme Tuset
Fundadora y directora del centro Espacio Sistémico y Humanista. Licenciada en Psicología, formada en pedagogía sistémica, terapia Gestalt, chamanismo y Constelaciones Familiares directamente con Bert Hellinger.
Con más de 35 años de experiencia.