Vine a trabajar el rechazo que sentía a nivel social. Siempre que estaba en grupos, me sentía fuera de ellos, como si no pudiera conectar nunca del todo. Así que vine a trabajar para poder sentirme libre de este juicio externo que sentía constantemente.
Trabajamos conmigo y con el rechazo. Sentía rabia hacia el rechazo, pero a la vez lo perseguía y este no me miraba. Cuando me tranquilizaba, entonces se acercaba más, y no entendía cuál era su intención. Apareció mi madre como una figura clave en este sentimiento, sentía enfado hacia ella y ella sentía un vacío muy grande detrás de ella. Poco a poco, a lo largo del movimiento fue visualizando que la carga de este rechazo social que sentía estaba relacionada conmigo y con la aceptación conmigo misma, ya que el rechazo se posicionaba como un “protector” cuando me veía débil. Fue un movimiento muy intenso y revelador.
Salió la figura de mi abuela y yo sentía hacia ella y hacia mi madre mucha dureza. A lo largo de la constelación pude ver que estaba soportando una carga que no me pertenecía, que era de mi madre y no mía y que necesitaba quererme un poco más para sacar fuerza para poder desprenderme de ella. Desconsoladamente, hablé con mi madre y mi abuela, les pude expresar que estaba soportando una carga que era de ellas, y le expresé a mi madre mi respecto hacia su dolor, su destino y sus cargas. Le di las cargas y me sentí por fin liberada.