El deseo de la maternidad, a veces, se abre con fuerza y no siempre el objetivo a alcanzar se vuelve sencillo. Como es el caso de ésta clienta, de la cual os comparto su historia.
Es una mujer que quiere saber si hay algún límite que le impida ser madre biológicamente, es decir, por ella misma, sin tener que acudir a tratamientos de fertilidad y de ovodonación. Lleva un tiempo probando de ser madre de manera natural, y aunque es consciente de que a su edad no siempre es fácil, ronda los cuarenta, ella siente que hay algo más a un nivel más inconsciente que está afectando a éste proceso.
Cuando la representante de la mujer salió, se mostró alegre y con energía, y tenía cierta relación con la representante de ser madre biológicamente, quién poco a poco, se mostraba como desubicada y a medida que avanzaba la constelación se iba desmotivando. Por otro lado, el límite, aquello que puede o podría ser el impedimento a su objetivo, se mostró estático y todo el rato miraba al suelo.
La relación que se muestra expresa como hay alguna cosa que no tiene fuerza, que no tiene dirección, algo pasa con ésta desmotivación que siente la representante de ser madre biológicamente. Podría ser por muchos motivos, y a la vez el límite y su actitud nos mostraban lo que podía estar sucediendo. Así pues, le pregunté si había tenido algún aborto. Ella no era consciente de ninguno, y le pregunté por su madre quién sí había tenido uno. Una vez salieron éstos elementos pudimos ver con mucha más claridad todo lo que sucedía.
La madre no podía mirar al aborto, y la hija, la representante, estaba constantemente atenta a su madre, con lo cual podemos observar claramente el límite: que se haga cargo de la vida de su madre y no de la suya.
Durante la constelación se ve muy claro como la madre no puede mirar al aborto y como límite y aborto, esa vida no nacida, estaban juntas y tranquilas.
Viendo las resistencias de la clienta y la madre, la cual en un momento se sentó al lado de su hijo no nacido y ni siquiera le miraba, le propuse a la clienta que le dijera una “frase paradójica” a su madre, para qué pudiera ver dónde está:
Mamá, decido hacerme cargo de lo tuyo y así no me hago cargo de lo mío.
La frase cuando la escuchó, le sonó dura y le costó decirla. Y es que hasta que no nos damos cuenta y nos responsabilizamos de lo que realmente sucede, es muy complicado poder transformar realidades.
Cuando la clienta dijo “la frase paradójica”, su madre sintió que eso era demasiado para ella y la clienta conectó con el enfado de no poder vivir y tomar su vida. Delante de ésta realidad, al momento, la madre pudo mirar al aborto y decirle a la clienta: yo me hago cargo de lo mío hazte cargo tú de lo tuyo.
A partir de aquí, la clienta pudo salir al campo y estar al lado de su niña; la niña con su ilusión y energía, y la adulta con su madurez y dirección se daban de la mano para tomar su vida. Desde aquí, juntas, miran el ser madre biológicamente la cual, con todo éste proceso, se ha ido levantando y poniéndose disponible para ella. Cuando se miran, tanto la clienta como el ser madre biológicamente verbalizan que quieren acercarse y a la vez, necesitan tiempo.
La guindilla final, sucede cuando la madre se levanta, se acerca a ella, se pone detrás y la apoya en su camino de vida.
Carme Tuset