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SANAR LA RELACIÓN CON LA MADRE

La relación con la madre es una de las relaciones más importantes de nuestra vida. Sanar la relación con la madre nos puede dar paz y sosiego.

 

Como es el caso de ésta clienta que vino a constelar la relación con su madre; una madre muy controladora y capaz de mentir para llevar a cabo ese control. Cuando la clienta se presentó ante mi percibí, a flor de piel, mucha sensibilidad y emoción. Venía de una época en qué había tomado decisiones importantes, una época en la que se estaba priorizando y cuidando.

 

Una vez escogida la representante para ella y para su madre, no hizo falta más para ver la profundidad de su alma. El agotamiento tan grande que mostraba su representante llenaba el espacio. La representante de la clienta, se acercó a su madre y poco a poco fue cayendo, lentamente, hasta quedar apoyada, agotada y rendida en el sostén de las piernas de su madre. Mostraba un cansancio elevado, hasta en algún momento su representante verbalizó: me siento muy cansada, no sé dónde estoy, no sé ni si estoy en ésta vida.

 

La madre, en todo momento se quedó quieta, estática y de pie. Firme. En ningún momento de la constelación miró a su hija ni se movió. Tan sólo estaba, a su manera, pero estaba.

 

Delante de ésta imagen de alta sensibilidad, decidí abrir un espacio terapéutico para la clienta. Le pedí que se acercara a su representante y la abrazara. Así fue como se acercó a ella y la abrazó, y su representante se sintió mejor, aunque su estado no varió mucho. Se podía observar cómo le temblaba la mano. Le propuse a la clienta que le contara todas las decisiones que había tomado en los últimos tiempos para cuidarse. Aún y así, aún y explicarle todo lo que había hecho, seguía en su debilidad, y tanto madre e hija representantes, seguían igual. Le dije: mamá no sabe hacerlo de otra manera y añadí, mamá no es capaz de mirar pero está.

 

Le di el tiempo necesario para que pudiera integrar todo lo que la imagen evocaba. Cuando hacemos cambios tan profundos, cuando ya estamos muy al límite física, mental y emocionalmente, necesitamos tiempo para integrar. Lo que abrimos en el campo fue un espacio terapéutico con mucha dedicación y atención ya que la representante estaba en proceso de sanar algunas heridas muy recientes.

 

Para cerrar, le propuse salir del campo y volver a mirar a su representante y a su madre, y le expresé en voz alta mientras contemplaba aquella imagen de madre e hija, en la que su madre en ningún momento pudo mirarla, que aunque a veces nos cueste aceptarlo, los papás y las mamás son perfectos como son, por lo que puede resultar muy productivo para nosotros/as como hijos/as poder tomar lo que hay y hacer algo bueno con lo que hay.