A todos nosotros nos resulta difícil perdonar cuando una persona nos ha infligido daño en algún momento de nuestra vida. Cuando nos hieren emocionalmente, es porque quienes las ha cometido es alguien en quien confiamos, en quien tenemos una cercanía emocional, en definitiva, ocupa una parte importante dentro de nuestra constelación.
El problema surge cuando nos prefijamos y realizamos rumiaciones acerca del enfado, lo que nos impide mantener unas constelaciones con los demás sanas y poder avanzar.
Lo que aprendí en la última constelación es que es más importante liberarnos de esa carga emocional y dañina, sanando, a través del perdón.
Si constelamos perdonando, surge un poder sanador y liberador hacia mi propio ser; al mismo tiempo que es una oportunidad de ver la realidad con la misma constelación, pero tomando otra perspectiva en la misma.
En el momento que realice la constelación me liberé de un hecho que sucedió en el pasado y que por lo tanto, ya no era necesario seguir rememorando con resentimiento y rabia ese dolor. Me permitió mirar con un sentimiento real, que hay debajo del enfado, y por ende comprendí la causa de ese dolor.
Tome conciencia que cuando perdono, puedo elegir con mayor libertad la actitud o las acciones que deseo tomar frente a alguien que me hirió o que todavía lo hace.
El perdón es una experiencia que te permite trascender, ir más allá. Es un proceso por el cual la persona se transforma y aliviana la carga negativa del rencor hacia una nueva constelación.