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EMPEZAR A SUPERARUN ABUSO

Hoy vino a constelar a una chica que buscaba entender las razones detrás de su aumento de peso. Me compartió que comenzó a ganar kilos alrededor de los 21 años, coincidiendo con un momento de grandes cambios en su vida. Se mudó a otro país, lejos de su familia, a la que, a pesar de ser tóxica, consideraba su único apoyo. Lamentablemente, vivió una experiencia traumática que marcó profundamente su vida, fue violada por una persona muy cercana, alguien con quien había crecido como si fueran primos, aunque no lo eran. Este suceso, que guardó en secreto durante 15 años, ha tenido un impacto significativo en su bienestar emocional y físico.

 

Le pedí que sacara un representante para ella, otro para su familia y otro para la persona que abusó de ella. Veo cómo la representante de ella queda de pie en medio del espacio, la representante de la familia se posiciona detrás de ella a bastante distancia por su lado derecho y el representante de su agresor detrás de ella, pero en el lado izquierdo, a bastante distancia y enfrente de su familia.

 

Luego de observar por un momento, le pregunto: ¿cómo te sientes al observar la constelación? Ella se pone a llorar y me cuenta que siente una carga enorme, que su familia le pesa demasiado y que siente que se tiene que proteger de ellos. Por otro lado, no quiere que sus padres sepan quién fue el que abusó de ella. A su vez, siente un inmenso dolor de ver a esa persona detrás de ella como una carga, como si nunca pudiera liberarse de lo que pasó, y siente mucho asco.

 

Mientras me lo contaba, su representante cae de rodillas al suelo llorando y diciendo que no puede con todo esto, que necesita dejar de sentirse así, que le duele mucho el pecho. Le pido a la clienta que entre a la constelación a acompañar a su niña de 21 años. Ella entra, la abraza y lloran juntas. Le invito a decirle la siguiente frase:

 

"Querida, sé que has llevado una carga muy pesada durante mucho tiempo. Quiero que sepas que estoy aquí para ti, para abrazarte y apoyarte. No estás sola en esto. Juntas, vamos a sanar y a liberarnos de este dolor. Te amo y te protejo con todo mi corazón."

 

Una vez dicha la frase, se quedan juntas de la mano. Le pregunto a su representante: ¿qué tal te sientes? Y me dice que mejor, que esa sensación de estar sola y perdida ya no está al estar juntas de la mano.

 

Ahora le invito a darse la vuelta y mirar a su familia. Le pregunto a la clienta: ¿qué sientes al verlos? Y me dice que mucho amor, a la vez que rabia y pena, porque por muchos años ha tenido que callar algo que le hacía mucho daño por querer proteger a sus padres por haber metido a esta persona a vivir en casa. Le invito a decirles:

 

"Mamá, papá, os amo y siempre he querido protegeros. Durante mucho tiempo, he llevado un dolor en silencio por una persona que trajimos a casa, y eso me ha hecho mucho daño. Ahora, necesito que sepáis mi verdad para poder liberar esta carga y sanar. Os pido que me acompañéis en este proceso de sanación y me apoyéis con vuestro amor."

 

Seguido, le digo: cuéntales lo que te pasó y quién fue. La clienta, temblando, llora y casi sin voz, les dice todo lo sucedido y cómo se sintió. La representante de su familia camina hacia ella y se abrazan las tres llorando hasta que paran y se separan, quedándose juntas y mirándose. La clienta me dice que siente que tiene el pecho expandido y que puede respirar mejor sin dolor.

 

Le invito ahora a mirar a su agresor, sintiéndose segura de la mano de su representante y su familia. Le pido: dile lo que sientes. Llora y le dice: ¿por qué me hiciste eso? Yo te quería mucho y no puedo entender que te sintieras con derecho de tomarme sin mi consentimiento. El agresor la mira con cara de no entender qué le dice, como si no creyera que le hizo nada malo. Ella le contesta: sí lo hiciste y, aunque hagas como que no pasó nada, yo ya no voy a callar más. Le invito a decirle la siguiente frase:

 

"Lo que hiciste me causó un dolor inmenso y cambió mi vida. No permitiré que tu acción defina mi vida. Yo no soy culpable de tus acciones, tomo mi parte de responsabilidad y acá te entrego la tuya."

 

Le facilito un cojín para que se lo entregue a su agresor a modo de devolverle su parte. Él se queda ahí y la clienta vuelve al lugar donde estaba cuando empezó la constelación, pero ahora de frente a su agresor. Le pregunto: ¿qué tal te sientes? Y me dice que siente como si flotara, que se siente grande y que ahora puede mirar de frente a su agresor sin sentirse insignificante. Se siente liberada, sonríe.

 

Cierro la constelación.